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Daniel Curiqueo (41) es el profesor del Taller de Robótica con LEGO que reúne a 10 estudiantes de 4to a 8vo básico en la Escuela Israel ubicada en Barrio Yungay. Hace 12 años, es el profesional de informática de la escuela. En 2024, cuando la encargada de Convivencia le propuso ser quien le enseñara a programar robots a los estudiantes, dijo inmediatamente que sí. “A mi me gusta esto. La motivación y la creatividad que ya viene instalada en los niños es sorprendente. Yo les entrego el robot y dejo que ellos mismos lo exploren. Rápidamente descubren soluciones”, cuenta desde la sala de clases donde hace el taller todos los miércoles.

Aunque el año pasado, a tres meses del concurso de robótica con LEGO al que los habían convocado, pasó de hacer el taller en la mitad de la semana, a hacer dos horas de miércoles a sábado. “Teníamos que prepararnos para resolver la misión que nos iban a entregar en el concurso”, empieza a contar Daniel.

Cada colegio que asistía recibía una misión, un problema en torno a una temática en común. En 2024, el tema fue el océano. Daniel cuenta que el plan consistía en rescatar a un calamar y devolverlo a su ecosistema. El equipo propuso hacer un vehículo que fuese capaz de agarrarlo y soltarlo en otro lugar. Pero uno de los estudiantes, le dijo: «¿Y si hacemos una cápsula para que agarremos todo el cuerpo del calamar y así después lo podemos soltar más fácilmente?». Daniel quedó sorprendido. «Ahí yo me maravillé. Pensé que les iba a costar más pero ellos tienen las ideas y la creatividad para trabajar con robótica en su interior», recuerda el profesor. “Fue una especie de prueba que logramos con creces. Una de nuestras estudiantes fue la que más soluciones entregó en ese encuentro”, continúa. Además, especifica que el 50% de las y los integrantes del taller, son mujeres. 

Los robots de LEGO fueron donados por WIZO Chile, una organización de mujeres israelís que amadrinan a la escuela. En un principio, tenían solo el Lego Spike, que funcionaba para aprender a programar en el taller de robótica. Pronto, los estudiantes empezaron a necesitar más piezas y artefactos. La organización entonces, donó una granja de LEGO para construir robots con más piezas y desafíos. «Tienen engranajes que son una réplica de lo que podría ser un robot en la vida real. No solo desarrollan la mente sino también la motricidad.

Taller Robótica Escuela Israel 1

De informático a docente

Daniel Curiqueo es Ingeniero en Redes y Comunicación del Instituto Profesional de Chile. “Podría perfectamente estar programando detrás de un escritorio en el sector privado. Pero me he maravillado en la escuela. Todo vale la pena, partiendo por el agradecimiento de los niños. Por eso este año, voy a sacar la docencia”, dice.

El profesor cuenta que para él fue una sorpresa comenzar a hacer clases. La posibilidad, surgió en agosto del año pasado cuando la organización WIZO trajo los LEGO y les invitó a postular a un concurso regional de robótica. Como él era el que más sabía de programación, quedaba perfecto para el cupo. «Había apoyado antes a las profesoras a hacer inducciones a los estudiantes de segundo y tercero básico. Mostrando piezas de los computadores y explicándoles la historia de la computación. Eso me ayudó a interesarme por la docencia. Y eso que me cuesta mucho expresarme, pero estar con los niños, me abrió esa capacidad«, relata.

Ahora, Daniel quiere que los estudiantes del taller sigan asistiendo a los concursos anuales. Pero para eso, la infraestructura es fundamental.

Infraestructura necesaria para la robótica

La «Sala de Enlace» que se utilizaba para el ramo de Computación en la Escuela Israel tuvo que ser transformada en la sala del área de PIE. Es el Programa de Integración Escolar establecido por la Ley de Inclusión 20.845. Cuando eso sucedió, Daniel tuvo que encontrar la forma de que los estudiantes siguieran teniendo acceso a los computadores. «Primero pensamos en llevar notebooks con wifi. Pero los computadores se demoraban 15 minutos en prender cada uno. Eso nos hacía perder mucho tiempo», cuenta. «Cambiamos los sistemas operativos, compramos discos duros, hicimos de todo para que los estudiantes lograran tener computación. Pero al final, optamos por tener menos equipos, que fueran más rápidos, y hacer los utilizaran por turnos«.

Cuando se le pregunta qué sueña para esta nueva etapa con SLEP Santiago Centro, el profesor dice que «la infraestructura es fundamental. Ojalá tener una sala de computación. Eso sería ideal para los niños. Más que un lujo, es una necesidad. Y aunque la conectividad hoy está funcionando bien, siempre vamos a necesitar más velocidad en los equipos. No queremos perder más tiempo con computadores que se queden pegados». Hoy, el Taller de Robótica con LEGO se realiza en cualquier sala que esté disponible. Cada sala de la Escuela Israel cuenta con un proyector de pantalla interactiva.

Ahí, los estudiantes aprenden programación. Al igual que para el uso de los computadores, Daniel Curiqueo divide a los estudiantes en equipos más pequeños para aprender programación de manera más especializada. “Hay algunos que obviamente se motivan más que los demás. Porque otros, que solo quieren crear con los LEGO. Así, vemos los intereses de cada uno desde muy temprano«, finaliza el profesor. Desde ya está viendo el rol que cada estudiante tomará para el concurso de robótica con LEGO en 2025.