Arantxa Vásquez: Con 14 años, de la Escuela República Oriental del Uruguay al Teatro Municipal de Santiago

Teatro Municipal Arantza Escuela República de Uruguay 3

De familia musical llanera, Arantxa Vásquez (14) llegó a los 6 años a Santiago de Chile desde Venezuela. Hoy, a los 14, ya forma parte de un elenco de niñas y niños cantautores que se presenta en el Teatro Municipal.

Sus tías y tíos cantan el género tradicional de los Llanos de Colombia y Venezuela. Arantxa creció viendo a su madre cantarlo también mientras limpiaba y cocinaba en la casa. Pero cuando comenzó a cantar en el coro de la Escuela República Oriental del Uruguay, en quien pensó primero fue en su abuelo, cantautor e instrumentista caribeño.

La estudiante de octavo básico venía con el don de la voz, pero ni ella ni su familia lo sabía. Lo descubrió porque en segundo básico una amiga de la escuela le dijo que se metieran al taller de coro juntas.

«Antes de entrar a la escuela, no había cantado nunca. Fue importante que ellos me motivaran y me acompañaran enseñándome para armar mi camino a la música«, cuenta hoy sentada junto a su profesor de Música y de Coro, Luis Valencia.

Arantza Escuela República de Uruguay 3

No fue casualidad que las oportunidades de cantar fueran apareciendo. Primero, Luis Valencia -que además es cantante lírico- la escuchó cantar en clases de música en segundo básico. «Me di cuenta de que la Arantxa utilizaba la “voz de cabeza” o “falsete” con mucha facilidad. Colocaba la voz como correspondía en los resonadores de la cara y todo eso».

El año pasado, la Universidad Católica llegó con el proyecto musical «La Flauta Mágica«. La idea era que estudiantes de escuelas de cinco comunas distintas en Santiago fueran a la audición para formar parte del elenco.

El profesor Luis Valencia supo de inmediato que quería que Arantxa probara suerte para ser una de los tres niños protagonistas.

Arantxa quedó, la obra se presentó en el CEINA y en el público, estaba Cecilia Barrientos, pedagoga en música, cantante soprano y directora de Coros en la Universidad Católica. Vio a Arantxa cantar, literalmente, sobre patines que la deslizaban por todo el escenario.

Luis cuenta que Cecilia se le acercó: «Me dijo muy entusiasmada: ‘Yo quiero que Arantxa esté en mi coro’». A inicios de año, comenzó a participar del coro Mawünko de Niños y Niñas. En abril, llegó la convocatoria para la ópera Werther, basada en la novela de Johann von Goethe, en el Teatro Municipal. Arantxa quedó entre los nueve niños que cantaban en la ópera.

Fueron cinco funciones en septiembre en el Teatro Municipal, con artistas internacionales. 

«Es emotivo, emocionante ver a la Arantxa crecer en lo musical. Además que ella es seca en todo. Es buena alumna, presidenta del centro de estudiantes, cantante, organizada. Es un referente para todas y todos sus compañeros de la escuela. Es un orgullo para nosotros que todo lo que hace lo hace muy lindo. Sobre todo, por haber quedado en la audición para el Municipal, donde es demasiado difícil ingresar si eres nuevo», dice Luis Valencia.

Sobre cargar con la responsabilidad de ser un referente para sus compañeros, Arantxa pondera la importancia de estar acompañada por sus profesores, porque hay desafíos que no son fáciles.

«Quiero dar el ejemplo a seguir a mis compañeros, para que sigan descubriendo y explorando sus talentos para que puedan reforzarlos en este colegio. Pero es difícil cuando te equivocas en algunas cosas. Sientes mucha presión porque dices: ‘Qué van a pensar de mi tales personas o tales niños´. El colegio, los profesores, la directora, me han ayudado mucho», cuenta.

Su profesor, que la acompañará hasta finales de año en la Escuela República Oriental del Uruguay antes de que Arantxa se gradúe y vaya al liceo, siente que el estar ahí para las y los estudiantes con sus aciertos y errores es un sello en la comunidad educativa.

«Dentro de los aprendizajes, el error también es un aprendizaje. Es parte de la vida. Por eso la historia de Arantxa ha sido un plus para los niños en la escuela», opina. Se trata de ver el éxito como es en realidad: con alegrías, pero también con desafíos y responsabilidades.

Teatro Municipal